Me he leído un libro de sirenas.
Yo, que no soportaba a la Sirenita de pequeña. Que era más de Mulán. Y aquí estamos.
Es posible que el hecho de que esta sirenita se encandile por un rufián sea uno de los motivos por los que me he enganchado a la historia. Y es que ay… los rufianes. Qué será lo que tienen.
Quien me conoce sabe que, aunque tengo la mala costumbre de leer bestsellers anglosajones con cliffhangers que me atan al libro durante 16 h seguidas, también disfruto muchísimo leyendo a autores que comparten península conmigo. El español tiene giros y expresiones que no llegan en libros traducidos, y el punto de vista de Víctor, el pirata, se me ha hecho muy de aquí. Igual son cosas mías, pero ahí lo dejo.
Sin entrar en spoilers, la protagonista, Dariyah, es una sirena que hace una apuesta con un pirata —Víctor— en una noche en la que está bastante mosqueada porque un tritón ha roto con ella. La apuesta es sencilla: él, un ligón empedernido, deberá enamorarse; y ella, con su carácter fuerte, deberá encontrar a alguien que la ame. Tres meses se dan. Y con eso ya podemos imaginar por dónde va la historia, ¿verdad?
Por cosas del destino ambos acaban en el mismo barco, compartiendo una travesía de tres meses. Y sí, lo que se viene está sembrado. La base está bien clarita.
Hay cosas que me han gustado mucho. Es un slow burn, pero bien llevado. Aunque ambos están claramente coladitos, la autora consigue que todo avance de forma natural, sin contradicciones ni idas y venidas absurdas. Los pasitos se dan poco a poco, y eso se agradece.
Víctor, el pirata, me ha ganado. Es el típico pícaro que se enamora hasta las trancas, pero tiene momentos brillantes (sus borracheras son de lo mejor del libro). Dariyah, por su parte, es una protagonista con carácter, y me ha encantado que tenga piel oscura y trenzas —un detalle que se siente refrescante y necesario, sobre todo tras la polémica del live action de La Sirenita.
En cuanto al tono romántico, no esperes un nivel alto de spicy. Hay algún comentario descarado (como buen pirata que es) y una escena más íntima, pero tratada con suavidad y sin excesos. Es un libro que apuesta más por la tensión y las emociones que por la sensualidad explícita, lo cual le sienta muy bien.
Es un libro seguro y muy disfrutable. Si buscas un romance clásico con el encanto del mar, este es tu sitio. No tiene grandes giros argumentales, pero sí una historia bien construida que te lleva con suavidad hasta el final. Algunas cosas se intuyen pronto (como los orígenes del pirata o la trama enemiga), pero al menos para mí, lo importante es el viaje, no el destino.
Si echo algo de menos, sería ver más “momentos sirena”. Dariyah pasa casi toda la historia en forma humana, y me habría encantado una escena desde el punto de vista de Víctor viéndola por primera vez como sirena. También me ha resultado curioso que, pese a pasar semanas en el mismo barco, los protagonistas apenas coincidan. Funciona para el tira y afloja, sí, pero me ha sonado raro.
Dicho esto, María Vila es una autora muy joven que está dando pasos enormes. Si ya escribe así, con esta soltura y cariño por sus personajes, solo puede ir a más.
🌊 Lo que brilla bajo el agua
- El slow burn está muy bien llevado: la tensión crece sin prisas ni giros forzados.
- Los protagonistas tienen buena química y se sienten reales.
- La ambientación marinera tiene encanto, con ese toque romántico de travesía y tormenta.
- El tono de Víctor, muy de “pícaro ibérico”, da frescura a la historia.
- Una autora joven que promete mucho: se nota la pasión en cada página.
⚓ Lo que podría mejorar
- La protagonista pasa demasiado tiempo en forma humana; faltan escenas que aprovechen su naturaleza de sirena.
- En una travesía de semanas, se echa en falta algo más de interacción entre los protagonistas.
- Algunas sorpresas se intuyen desde temprano, lo que resta algo de tensión.
🧜♀️ Recomendación final
Si te apetece un romance con olor a sal y corazón de pirata, Tormenta a medianoche es una apuesta segura. Es dulce, entretenido y con ese aire de historia que se lee en una tarde tranquila. Perfecto para quienes disfrutan del slow burn, los personajes con carácter y las olas que siempre esconden algo bajo la superficie.
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